Universidad
Nacional Autónoma de México
Escuela
Nacional de Artes Plásticas
Posgrado en
Artes y Diseño
Protocolo
de investigación
para la Maestría
en Artes Visuales
Periodo
2013-1
Persona(s)
Identidades
múltiples en el arte tecnológico
como
política de rearticulación de sentido
César
Cortés Vega
26
de mayo de 2012
La ficción se mantiene a
distancia
tanto de los profetas de lo verdadero
como de los eufóricos de lo
falso.
Juan José Saer
1. Título y subtítulo del
proyecto.
Persona(s)
Identidades
múltiples en el arte tecnológico
como
política de rearticulación de sentido
2. Planteamiento del
problema.
Trabajo teórico práctico que explorará
la incorporación de elementos generados en la ficción que afectan las
condiciones políticas y sociales del llamado tercer entorno[1], o
entorno social tecnológico. Estará dedicado a reflexionar sobre el arribo de
nuevas identidades en el campo de la cultura y a trazar las constantes que, a
partir del uso de distintas herramientas tecnológicas, se han generado respecto
a la despersonalización y a las estrategias de incorporación de dispositivos
creados para afectar el espacio de la realidad y las identidades dentro de él.
Su intención central es la de reforzar el concepto de postautonomía, que ha
utilizado la crítica Josefina Ludmer, refiriéndose a nuevos estatutos en las
construcciones ficcionales contemporáneas. Postautonomía
apunta al quebrantamiento del límite ideal en el arte que se le reservaba como territorio
perteneciente a la fantasía; un espacio independiente de la construcción de
verdad, en el entendido de que trabajar con elementos ficcionales era trabajar
fuera de lo real. La investigación estará encaminada a reflexionar acerca de
esta idea, usando como referencia trabajos de arte generados desde finales de los años sesenta en los que la tecnología
haya presentado recursos para facilitar la generación de identidades artificiales,
eficaces en el terreno de la participación pública. La intención es, por un
lado, la reunión de genealogías teóricas desde las que se haya asumido el
problema de las identidades alternas construidas ex profeso para la afectación
de las circunstancias del presente, y una reunión crítica de trabajos
representativos que, a partir de las líneas teóricas seguidas, hablen sobre
distintos modos de realizar estas intervenciones. A la vez la producción de
obra visual-representacional que opere desde una plataforma electrónica y en la
cual se construyan entes ficcionales para operar en el contexto social.
Uno de las problemáticas
centrales a abordar es el planteamiento de un rumbo crítico que permita
establecer métodos y modos de operar y de originar nuevos trabajos que
contemplen la obra como la alteración de la identidad desde un modo que
trascienda lo meramente formal. Se trata de asumir el tema contemplando que
entender los esquemas de las nuevas participaciones públicas vinculadas a la tecnología
y su uso, y que permiten la despersonalización desde el territorio del arte,
implica generar estrategias para una toma de conciencia de los alcances de los
dispositivos e interfaces en uso, si además de su popularización no se le
enseña a los otros a deconstruirlas y reutilizarlas en provecho de la toma de
decisiones sobre los poderes dominantes que por su medio imperarán en el futuro.
4. Antecedentes
El término postautonomía fue acuñado por Josefina Ludmer en un breve ensayo
publicado en la decada del 2000 [2]. Particularmente
la autora lo emplea para referirse a un cambio operado en la literatura
argentina en el que los personajes no representaban ya ideales históricos
definidos, sino que muchas veces operaban bajo la premisa de plena indeterminación.
Se trata de una escritura que ya ve la creación como una labor que rechaza
la vinculación con el presupuesto de las nacionalidades, pues sus estrategias
narrativas operan desde un vaciamiento de sentido en el cual incluso la figura
del autor ha sido puesta en duda. Por ello opera bajo una idea que puede
también ser representada por mucho de la crítica que el arte contemporáneo
realiza hoy día respecto a la ruptura de una tradición política frontal y
legitimadora. El problema de la territorialidad o de la pérdida de identidad en
las trans-nacionalidades o el cuestionamiento del genio creador son hoy asuntos
abordados no sólo por creadores individuales, sino en buena medida por el
sistema artístico internacional.
Según Ludmer lo que hace que estas manifestaciones de la cultura
pierdan su estatuto de autonomía se funda en dos postulados. El primero es que
todo lo cultural está ahora en el orden de la economía, de la misma manera
que todo lo económico puede ser
considerado de carácter cultural. Y el segundo es que en la época contemporánea
la realidad es vista en los términos de la ficción y la ficción en los de la
realidad.
En este mismo sentido, los
implementos tecnológicos que se han desarrollado en las últimas dos décadas son
conformaciones complejas que pueden ser usadas para producir una gran cantidad
de objetos culturales que es posible insertar en espacios muy diversos. Es
decir; más allá de las creaciones derivadas de ellos –la gran mayoría de
carácter inmaterial–, son en sí mismos portadores de una suerte de espíritu
mutable. Si en la reproductibilidad de la obra de arte marcada por Walter
Benjamín se perdía el sentido místico de objeto de culto en pos de una
popularización que desvanecía el carácter aurático de la obra, hoy esta
producción no es mensurable en términos de la obra en sí misma, sino en
términos de la herramienta. Benjamín, al poner en tela de juicio la autoría,
intuye un problema que décadas después se fragmentará de tal manera que hoy
debe ser revisado con ideas emanadas del arribo de un entorno distinto. Este
entorno electrónico puede estar muy bien representado por la idea de postautonomía, que si bien continúa
siendo definida dentro de ciertos límites fijados por los campos culturales abordados
por Bordieu en el siglo pasado, implican a la vez fronteras ya no del todo
delimitadas y reconocibles en primera instancia.
En el territorio artístico
proyectos como el conocido Luther Blissett, que mezcla
arte electrónico, literatura y militancia, o The Yes Men que interviene directamente montando
ficciones y mezclándose con procesos mercantiles y empresariales, así como el
de muchos otros colectivos, han unido tecnología, arte y conocimiento de los
medios masivos para realizar una experimentación que ha arrojado resultados muy
interesantes que alteran procesos específicos a nivel cultural, económico y
político. Esto probablemente señale que existe un espacio de creación que puede
sustentarse según este tipo de procesos mediales en los cuales toda creación es
considerada como el planteamiento de una realidad
alterna que opera dentro de otra realidad
convencional.
[1] El filósofo Javier Echeverría
distingue tres entornos sistémicos desde los cuales los humanos hemos entendido
y percibido la realidad. El primero es característico de sociedades primigenias
y obedece a la dependencia de la producción agrícola. El segundo implica a
sociedades urbanas que han dado cobijo a estructuras complejas como la
democracia, la ciencia y la revolución industrial. Este entorno, según el
autor, está llegando a su fin como forma dominante en la actualidad. El tercer
entorno es el último estadio construido por los humanos en el proceso histórico
de adaptación y control de la realidad. En él la cuestión a debatir es la
creación de nuevos dispositivos mediales que funcionen como agentes para la
ubicación, reubicación y entendimiento de la información electrónica como un
área indeterminada en la que las implicaciones de orden público son decisivas.
Echeverría, Javier. Los Señores del Aire: Telépolis y el Tercer Entorno.
Barcelona. Destino, 1999.
[2] Ludmer, Josefina. Literaturas postautónomas, en www.linkillo.blogspot.com
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